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El enfrentamiento marítimo entre Estonia y Rusia presagia una crisis más profunda en el Mar Báltico

La detención por parte de Rusia de un barco de propiedad griega que partió de Estonia –días después de que fuerzas estonias intentaran interceptar un petrolero con destino a Rusia– indica la voluntad de Moscú de desplegar poder militar más abiertamente para proteger su flota en la sombra, un pilar vital de su economía de guerra, dicen los expertos.
Un buque de clase Skjold de la Armada Noruega (Frente) dispara fuego real, mientras el buque participa en el ejercicio BALTOPS en el Mar Báltico
Autor: Elisabeth Gosselin-Malo

Rusia detuvo temporalmente el petrolero en sus aguas territoriales el domingo luego del intento de la Armada de Estonia la semana pasada de detener al petrolero Jaguar, sin bandera y que no respondía, en su zona económica exclusiva.

La aparente represalia fue interpretada por los analistas como una señal de la disposición de Rusia a defender sus operaciones marítimas clandestinas por la fuerza, de ser necesario, para disuadir posibles interferencias. “Rusia es más abierta en el uso de la fuerza militar para proteger su flota encubierta: el uso de un avión de combate en lo que parece ser un caso de vuelo imprudente e inseguro es una clara indicación de que no quiere interferir con los buques que son cada vez más importantes para su economía de guerra”, declaró Sebastian Bruns, investigador principal del Instituto de Política de Seguridad de la Universidad de Kiel (ISPK), con sede en Kiel, Alemania. Si bien fue la primera vez que funcionarios rusos retuvieron un buque en la región, los expertos afirman que el incidente forma parte de un patrón más amplio de comportamiento hacia el estado báltico.

“Esto no difiere drásticamente de las tendencias generales en las actitudes rusas hacia Estonia; solo refleja la naturaleza multifacética de la guerra híbrida rusa, que combina la fuerza militar, la negación plausible y la guerra de información”, declaró Ivan Klyszcz, investigador del Centro Internacional para la Defensa y la Seguridad, con sede en Estonia. El episodio comenzó el 13 de mayo, cuando el Jaguar transitaba por aguas estonias. “La Armada comenzó a llamar para identificar el estado del buque y verificar su bandera; la intención era dirigirlo al fondeadero para verificarla, así como el seguro”, declaró el jefe de Estado Mayor del Cuartel General de las Fuerzas de Defensa de Estonia, el mayor general Vahur Karus, durante un programa de noticias nacional, según citó la emisora ​​estonia ERR. El buque, sospechoso de formar parte de la flota paralela de Rusia, había navegado previamente bajo bandera gabonesa hasta que este derecho le fue retirado tres días antes de ser sancionado por el Reino Unido.

“Estaba destinado a la Federación Rusa”, declaró el mayor general Karus. Según el ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, Margus Tsahkna, la armada estonia realizó un primer intento, infructuoso, de detener el petrolero. Después de que el buque se negara a seguir las órdenes de modificar su rumbo, en lugar de dirigirse hacia aguas rusas escoltado por buques estonios, un avión ruso Sukhoi Su-35 se aproximó, volando en espacio aéreo estonio durante menos de un minuto. El avión de guerra ruso fue enviado como medida de protección para evitar que el Jaguar fuera alcanzado, según declaró en X Margarita Simonyan, directora del medio estatal ruso RT.

Estas situaciones frenéticas en el Mar Báltico se han intensificado en los últimos meses, con el lanzamiento por parte de la OTAN de su misión de patrullaje Baltic Sentry en enero tras una serie de incidentes de sabotaje. El abordaje e inspección de buques sospechosos ha demostrado ser una tarea cada vez más compleja, en gran medida debido a las diferentes leyes que rigen las aguas nacionales e internacionales. Bruns señaló que el incidente del 13 de mayo presenta implicaciones estratégicas más amplias, ya que los europeos buscan maneras de lograr un equilibrio entre las regulaciones marítimas y la defensa nacional y aliada. “¿Qué harán las armadas y los guardacostas occidentales cuando en el futuro los buques de carga de la flota en la sombra estén ‘estrechamente protegidos’ por buques de guerra rusos? Son preguntas difíciles de plantear”, afirmó.

El derecho internacional otorga a un país el derecho a abordar e inspeccionar buques extranjeros en su ZEE para verificar el cumplimiento de sus regulaciones. “Advierto que Estonia sería cautelosa con el tipo de ‘escalada’ si hubiera sido más contundente; ellos también están caminando sobre una cuerda floja”, declaró Bruns. Rusia liberó al petrolero griego Green Admire el 20 de mayo, que continuó su viaje a Róterdam, según ERR.

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