Organizado desde el Estado Mayor Conjunto de la República Argentina, la Fuerza de Despliegue Rápido del Ejército Argentino y unidades de Comandos de la Fuerza Aérea, la Armada y la Gendarmería Nacional efectuaron un impresionante ejercicio cuyo objetivo fue adiestrar en operaciones conjuntas e interagenciales de altísima complejidad, llevando al límite la coordinación efectiva y real entre todas las fuerzas que participaron en esta maniobra: ‘Candú 2025’.
La fuerza terrestre aportó efectivos de la Agrupación de Fuerzas de Operaciones Especiales (AFOE), el Regimiento de Asalto Aéreo y unidades varias de la agrupación de Comunicaciones 601, la Compañía de Ingenieros NBQ 601, Destacamento de Inteligencia 601, más los aparatos y efectivos de Aviación de Ejército, la Gendarmería Nacional participó con efectivos de la Unidad Alacrán.
Se instaló un comando de la Fuerza de Despliegue Rápido que supervisó todas las operaciones por medio de drones y patrullas de reconocimiento, con el objetivo de coordinar todas las misiones de los distintos grupos de combate. Desde lanzamiento de paracaidistas, incursiones con elementos transportados en helicópteros más operaciones anfibias, la maniobra demostró la posibilidad de trabajar en conjunto en forma sincronizada y efectiva.

Con énfasis en la protección de una central nuclear, la de Atucha en este caso, los efectivos de las unidades especiales trabajaron adecuadamente sobre los objetivos. Durante una semana, los miembros de las fuerzas especiales del Ejército Argentino, buzos tácticos de la Armada junto a buques de la fuerza y elementos del Grupo de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea (GOE), trabajaron mancomunadamente.
La Fuerza Naval participó con elementos de la Base Naval Zarate y la División Patrulleros Fluviales (ARA King, Ara Zarate y ARA Rio Santiago), así como tropas del Batallón de Infantería de Marina 3. Cabe mencionar que, a fines del pasado año, el ooder ejecutivo nacional firmó decretos que modifican en ciertos puntos el accionar de las instituciones armadas. En uno de ellos, concretamente el 1107, se indica que los objetivos estratégicos pueden ser custodiados por personal castrense, mientras que otro decreto, el 1112, menciona que el personal militar puede actuar en forma efectiva ante amenazas y agresiones de origen externo, que se desarrollen en espacios terrestres, marítimos, fluviales, aeroespacial del país. De tal modo, se programó un ejercicio que indicaba un ataque a una central nuclear, en este caso la de Atucha y, la respuesta organizada y centralizada de casi setecientos efectivos de unidades especiales del país.

Desde defensa.com estuvimos en este ejercicio y pudimos apreciar que, en el puesto de comando táctico nos encontrábamos con las denominadas “celdas” de logística, comunicaciones, ciberdefensa, inteligencia táctica y personal entre otras. Desde allí se decidieron todas las acciones, incluido el uso del software táctico desarrollado por la misma fuera terrestre y drones. El general Sergio Jurczysyn, jefe de la Fuerza de Despliegue Rápido, instaló su puesto de mando multidominio en la Base Naval de Zarate, desde donde se organizó la recuperación de la central nuclear, un objetivo estratégico y crítico.
Incluyendo la organización del rescate de rehenes (los técnicos de la central nuclear) y su evacuación protegida, este fue el primer ejercicio conjunto interagencial que incluyó a fuerzas de seguridad como Gendarmería Nacional. La Armada operó con cinco buques, buzos tácticos e infantes de marina, además de un puesto de sanidad. La Fuerza Aérea operó con sus helicópteros Bell 412 y Hughes 500 además de los miembros del GOE. Tras organizar el puesto de comando táctico, las fuerzas operaron en el terreno, controlando y capturando instalaciones, evacuando a personal clave y efectuando la descontaminación del personal involucrado.

La tarea incluyó el accionar de los medios de asalto aéreo del EA, además de una notable incursión de buzos tácticos y elementos de la IMARA. El personal clave fue evacuado a elementos navales como el patrullero King, donde especialistas de la Compañía de Ingenieros QBN (Química, Biológica y Nuclear) descontaminaron al personal.
Cabe recordar que el 25 de marzo de 1973, un comando terrorista de la organización subversiva ERP tomó y copó las instalaciones de esta central nuclear que aún estaba en construcción, arriando la enseña nacional y tomando el sector durante unas horas, hasta que fuerzas policiales recuperaron esta vital instalación energética.
Muchos años después, unidades combinadas de las fuerzas armadas y de Gendarmería entrenan nuevamente en pos de un objetivo superior: el de custodiar objetivos estratégicos de la Nación. (Luis Piñeiro)













